Son unos dulces navideños de origen árabe y que se preparan en casas extremeñas y andaluzas. Me recuerdan a la parte culinaria de mi infancia: olor y sabor a matalahúga, canela, clavo, miel,…
Esta receta que comparto es mezcla de mi memoria y de algunas que he encontrado en Google.
Ingredientes:
- 1/2 litro de vino blanco
- 1 kg. de harina
- 300 cc. de aceite de oliva
- 2 cucharadas de matalahúga (anís verde)
- 5 clavos
- 2 ramas de canela
- 1 cucharada de postre de canela en polvo
- 1/2 kg de miel
- la piel de dos naranjas
- una pizca de sal
Elaboración:
- Cocer el vino con la matalahuga, los clavos, las ramas de canela y una de las pieles de naranja. Llevar a ebullición, apartar y colar.
- Calentar el aceite con la otra cáscara de naranja hasta que esté muy caliente.
- Mezclar la harina con la canela y una pizca de sal.
- Hacer un volcán con la harina e ir vertiendo el vino caliente y el aceite caliente (recordar retirar todas las especias y las cáscaras de naranja). Amasar de manera enérgica hasta que quede una masa brillante y no pegajosa.
- Dejar reposar la masa durante 30′.
- Realizar bolitas con la masa de unos 60 gr. aproximadamente.
- Aplanar las bolas de masa con ayuda de un rodillo y doblarlas para hacer la forma característica de prestín.
- Freir las porciones de masa en abundante aceite caliente.
- Disponer los prestines ya fritos en papel de cocina para que absorban el exceso de aceite.
- Calentar la miel con 4 cuacharadas de agua.
- Enmelar los prestines y disponerlos en una fuente para su desgustación.
Espero vuestros comentarios para mejorarla.
Nota: son dulces muy calóricos, así que no se admiten reclamaciones por haber aumentado de peso después de su placentera ingesta… 🙂
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