Quizás en estos momentos de incertidumbres, de cambios y de crisis no sólo en lo económico sino también en lo social y político, corresponde analizar determinados comportamientos sociales.
Desde hace unas décadas se están imponiendo, en todos los ámbitos de nuestra vida, un tipo de relaciones breves, superficiales y transitorias que reciben el adjetivo de “líquidas”. Este tipo de relaciones líquidas devienen del concepto modernidad líquida: “los sólidos conservan su forma y persisten en el tiempo: duran, mientras que los líquidos son informes y se transforman constantemente: fluyen.”
Esta nueva realidad exige a las personas una gran flexibilidad y una compartimentación de intereses y afectos. Se tiene que estar siempre dispuesta a cambiar de táctica y a abandonar compromisos y lealtades. Las relaciones se miden constantemente en términos de costo y beneficio, y a muy corto plazo. La individualidad prima por encima de lo colectivo, aunque se barnice con una solidaridad físicamente lejana.
De ahí que observemos a nuestro alrededor individuos con comportamientos de ruptura inesperados, alianzas o amistades sorprendentes y declaraciones contradictorias en cortos espacios de tiempo. Y aunque este tipo de conductas se han producido en todas las época, – ejemplos no faltan en nuestro idioma: “donde dije digo, digo Diego”, “es un veleta”, “por el interés te quiero Andrés”- parece que ahora no está tan mal visto, incluso se justifica y casi elogia.
Y además genera una contradicción increíble cuando las amistades, los trabajos, los objetivos vitales, las políticas,… son tan a corto plazo y en cambio tenemos las esperanza de vida más larga y una capacidad increíble de memoria, gracias a los dispositivos inventados. De manera que determinadas relaciones acabamos por vivirlas como peligrosas o tóxicas, por su precariedad y volatilidad.
Quizás deberíamos reflexionar en como nos reconvertirnos en personas más densas, generando complicidades duraderas, comprometidas y confiables. Seguro que ganaríamos en salud mental y ayudaríamos a conseguir una sociedad mejor.
No podría haber realizado esta entrada en mi bloc y el artículo del mes de septiembre en “La Voz de Castelldefels” sin la ayuda del artículo de Adolfo Vásquez Rocca: “Modernidad líquida y fragilidad humana“
La última entrada en mi blog: "Líquido versus sólido" http://ow.ly/6xC38
Una buena reflexión y propuesta para el fortalecimiento relaciones humanas. Por @carmesanchez http://t.co/Ib9JAXIT
Carme, m’ha agradat molt la teva reflexió i proposta per a superar la fragilitat de les relacions humanes en la nostra societat.
Moltes gràcies, Lídia.
Una abraçada,
Carme
:-)) RT @arroyo_lidia: Una buena reflexión y propuesta para el fortalecimiento relaciones humanas. Por @carmesanchez http://ow.ly/6ImfF
comentat un article molt sensat de @carmesanchez http://t.co/SHehwn9d
Impressionant reflexió. M’he trobat fa poc a ambdues bandes – la líquida i la sólida- i realment és complicat gestionar-ho, ja sigui a nivell públic com privat.
Amb les relacions entre presones potser que el problema rau en que sovint pensem més en el que volem creure enlloc de la realitat.
Gràcies, Enric. Com dius és complciat de gestionar, d’aquí el conflicte…
Gràcies, Enric. RT @enricllorens: comentat un article molt sensat de @carmesanchez http://ow.ly/6ImfF
Agradablamente sorprendida por los elogios que estoy recibiendo de la última entrada en mi blog: http://ow.ly/6JyWB